Leandra Galdos es una chica que lleva el deporte en las venas. Desde los cinco años sabe lo que es tener unos patines en sus pies y también ha pasado por la experiencia de representar a nuestro país -cuando fue parte del equipo de vela campeón en el 2012-. Desde hace algunos meses pertenece a la comunidad All Star de Converse en Perú, en la cual viene cumpliendo una destacada labor. Ella es una chica extrema, que ama la velocidad y está hecha para vivir sobre ruedas.
Leandra eres toda una deportista y te iniciaste siendo parte del equipos peruano de vela Efectivamente, trato de describirme como deportista, gracias por darme título. Mi vida en el deporte empezó mucho antes que el patinaje, ahorita creo que el patinaje es lo que la define, pero efectivamente empecé navegando por el Regatas. Tuve la suerte de poder ser parte del equipo de vela desde los nueve años y desde esa edad participé en las diferentes modalidades que son Optimist, Sunfish, Laser y Windsurf. He tratado de representar al Regatas y al país en las oportunidades que he podido.
Cuéntanos tu experiencia representando al Perú La última experiencia que tuve compitiendo en el extranjero fue en Optimist, en Mar del Plata, Argentina. Uno de los últimos años donde el Perú se coronó campeón internacional por equipos. Digamos que en vela hemos tenido tradición de ser los mejores. Pocos países superan al Perú a nivel internacional. Eso pasó cuando tenía 15 años y fue la última vez que representé al país en esa modalidad.
¿Por qué tomaste la decisión de dejar la vela e inclinarte por otra actividad? Digamos que el mayor enemigo de la vela es la Universidad. Una vez que sales del colegio tus horarios cambian totalmente y no tienes tanta flexibilidad. En esa época entrenaba todos los días en el gimnasio, iba los viernes, sábados y domingos a Paracas a navegar, pero una vez que empiezas estudios superiores, no te da el tiempo para dedicarte tanto. Ese fue mi punto de quiebre y tuve que desligarme un poco, por lo menos a nivel competitivo.
¿Cómo era tu ritmo de entrenamiento? Como deportista de vela no conoces lo que es un fin de semana con tus amigos, eso no existía, me la pasaba navegando. Lo más difícil era rendir los lunes, mis respetos a todos mis compañeros que siguieron navegando a nivel profesional a la par de los estudios. Yo no pude, tuve que distanciarme (por lo menos a nivel competitivo)… Y gracias a eso hallé el patinaje y empecé a encontrar en tierra mi forma de divertirme.
¿Qué tal esta nueva faceta en tu vida? A mí ya no me llamaba la atención las competencias, siempre me ha gustado sentir la sensación de libertad, por ejemplo, agarraba mi windsurf y salía a navegar, cruzaba la bahía, hacer distancias, ver hasta dónde podía llegar. Sentía que no tenía límites y el patinaje fue exactamente eso para mí, me di cuenta que de un día para otro la ciudad se volvió mi parque de juegos. Una vez que dominas los patines, toda la ciudad se vuelve un sinfín de aventuras, donde la gente ve gradas yo veo un obstáculo para saltar. Está esa adrenalina que te da ver objetos y lugares cotidianos de una forma totalmente distinta.
¿Cuánto tiempo llevas patinando? Debo haber empezado con los patines a los cinco años, me ponía los de mis hermanos que eran talla 42. A los diez ya hacía rutas con grupos de patinaje, viajes de mi casa al Faro en Miraflores o iba a San Isidro. Quería saber qué tan lejos podía llegar con mis patines y debo admitir que no es cosa fácil, mucha gente cree que lo es, pero no es así.
¿Cómo adaptaste tu deporte en medio de esta pandemia ? Yo justo estaba en New York y allá siempre me movilizo en patines, fue un cambio brutal. Me quedé sin chamba y sin horizonte, tuve que embarcarme en un vuelo y regresar a Lima pensando que iba a durar un par de semanas, pero pasó el tiempo y me di cuenta de que nos quedábamos encerrados. Mi preocupación era, ¡cuándo voy a patinar!
Tuve que hacer aeróbicos con los patines y comencé a pulir mis trucos, buscaba obstáculos en mi casa, le rompí sillas a mi mamá, mesas y hasta una ventana, pero me mantenía entretenida así que creo que no se molestaron mucho (risas).
Cuando comenzaron a quitar las restricciones y dieron la posibilidad de poder salir, ¿lo primero que hiciste fue recorrer las calles con tus patines? Sí, lo primero que hice fue salir y como tenemos una tienda (Mundoroller) comencé a hacer delivery en patines, así que me sale a cuenta (risas). Recuerda que al principio solo se podía salir 15 minutos y eso para mí era el ‘high lights’ del día.
¿Cómo es el día a día en la vida de Leandra Galdos? Ha cambiado un poco, estoy viviendo en Punta Hermosa con mi hermano y he estado entrenando todos los días. Si por lo menos no recorro 30 kilómetros una vez a la semana, no he entrenado.
Digamos que me volví algún tipo de personalidad en Punta Hermosa, porque todos veían a esa chiquita que se paseaba dando cincuenta vueltas a la playa entera y nadie entendía por qué seguía dando vueltas horas de horas.
Y en esta cuarentena la gente ha optado mucho por hacer deporte Exacto. Y no tanto temas que tengan que ver con estar en un mismo sitio. Ahora todo está relacionado con deporte, toda esa inactividad adquirida en pandemia se quiere compensar sea como sea.
¿Cómo fue tu ingreso a la comunidad All Star de Converse ? Fue por una amiga. Ella tuvo una conversación con la gente de Converse y le comentaron que buscaban perfiles de personas que iban con el nuevo concepto que estaban creando y me recomendó.
Mi primer contacto con ellos fue a través de Instagram y en aquella oportunidad me invitaron a un evento. Recuerdo mucho que varios de mis amigos y personas a las que admiro me escribieron para decirme si iba a ir al evento. La verdad no estaba muy al tanto de lo que estaba por ocurrir, pero sabía que sea lo que sea que tengan planeado, estaban escogiendo a gente que llama muchísimo la atención y sentía que lo que tenían preparado para el futuro iba a ser enorme.
No me equivoqué porque tanto a nivel nacional e internacional, Converse se ha renovando y la comunidad que se está creando es increíble. Se está haciendo un muy buen trabajo, solo queda esperar para saber qué más van a hacer ya que están liderando en el manejo de redes sociales y creación de comunidad.
Te sentiste identificada al instante Sí, fue sumamente rápido y hubo un clic desde que llegamos por primera vez. Ellos nos dieron nuestro primer par de zapatillas con un pequeño detalle: en la parte del costado estaban nuestro nombre de usuario de Instagram. Suena algo chiquito, pero es muy especial. Muchos de nosotros nos miramos y dijimos ¡wow! Estamos siendo parte de algo grande y distinto.
Ahora solo me queda pensar qué más puedo aportar a la comunidad, es algo en constante dinamismo y espero este verano poder unir mi forma de ser con la marca.
¿Cómo nace tu gusto por la pintura? Siempre pensé que iba a ser una artista frustrada, salí del colegio sabiendo que quería estudiar arte, pero me metieron a estudiar Administración. Traté y no funcionó, así que en casa me dijeron que ingrese a una escuela de arte. Pasé tres años increíbles y pude desarrollar lo que realmente me gustaba hacer. No soy de formatos pequeños, me gusta trabajar en paredes y formatos enormes porque siento que tengo algo que decir y expresar. Me gusta que esa energía que tengo para el arte la puedan ver otras personas.
Si tuvieras que escoger una de estas actividades: navegar, pintar o patinar, ¿con cuál te quedas? El mar siempre va a ser mi amor y tengo que volver de todas formas, pero si hay algo que no puedo dejar de hacer es el patinaje, ese es mi día a día y es raro que alguien me vea sin unos patines.
¿Qué le aconsejas a los chicos que están iniciándose en el patinaje? Les diría que no hay pierde. Es difícil como cualquier deporte, pero la constancia es lo que te forma en lo que sea que vayas a hacer. Las caídas siempre van a estar ahí y son esas pruebas que tienes para decirte a ti mismo que puedes continuar. Vale la pena cada caída, tropiezo o arañazo que te das. Este deporte no lo cambiaría por nada.
Para terminar, cuéntanos alguna anécdota o caída que hayas tenido He realizado varios deportes extremos y he tenido la suerte de no haber sufrido de alguna lesión de gravedad, pero lo que sí he tenido han sido ojos morados. A mí me gusta la velocidad y cuando patinas hay un tema con las piedritas, esas piedritas han hecho muchas veces que me caiga provocando raspadas gigantescas pero pasajeras. Solo una vez me duró cuatro meses un ojo morado ya que me estrellé contra un muro.
Gracias Leandra por estos minutos Es rico poder hablar de las cosas que te apasionan, creo que evoca mucho en uno y me hace recordar momentos increíbles. Gracias por esta oportunidad.
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