La advertencia es inminente: la acción climática no puede esperar más. En el informe más completo elaborado hasta la fecha, un panel asociado a la ONU remarca que “las consecuencias del cambio climático son irreversibles”.
De acuerdo al organismo, las emisiones continuas de gases de efecto invernadero (GEI) podrían quebrar un límite clave de la temperatura global en poco más de una década. Los datos alarmantes que, desde 1958, arroja la estación meteorológica ubicada en las laderas del volcán Mauna Loa de las islas Hawái, refuerzan este ultimátum. Incluso publicaciones académicas enfatizan que la salud ya está siendo dañada por los aumentos en la temperatura global y la destrucción del mundo natural.
“Si necesitábamos un recordatorio de la emergencia climática a la que nos enfrentamos, este es el momento de actuar”, señala Diego Iturry, asesor de Empresa Familiar y Sostenibilidad para Nefusac, primera empresa del sector plástico en obtener certificación Huella de Carbono.
“El aumento de concentración de gases de efecto invernadero (GEI) ya es evidente en los deshielos de glaciales, en el retiro del hielo ártico y en la acidificación de los océanos”, añade.
Cada vez son más frecuentes los eventos atmosféricos extremos, las sequías, las olas de calor e inundaciones. Bajo la mirada del experto enfocado en el desarrollo sostenible y estrategias de mitigación ambiental, es prioritario que cada vez más empresas se aboquen a abordar su impacto ambiental.
“Inventariar las emisiones de GEI es el primer paso, y ayuda a identificar riesgos y ver oportunidades de mejora. Siempre y cuando uno sea consciente del entorno y la magnitud de la coyuntura, se pueden emprender decisiones en medio de la tormenta”, continúa.
Las empresas que más calculan esta métrica se hallan en Europa, con protagonismo en Reino Unido, Francia, Alemania, España, Italia y Norteamérica, impulsada por Estados Unidos. En Latinoamérica, y sobre todo en Perú, la iniciativa aún es incipiente, pese a que está considerado entre los países más vulnerables ante el cambio climático.
“En particular se encuentran bajo presión los glaciares andinos, que representan fundamentales recursos hídricos, los bosques primarios y manglares que son considerados ecosistemas frágiles y necesarios para equilibrar el clima del planeta y de la región y cuya riqueza y complejidad biológica es irremplazable”, detalla Iturry.
Iniciativas como las de Nefusac actúan como precedente para adoptar estrategias de desarrollo sostenible e incorporar la variable de impacto ambiental en la visión y propuesta de valor de empresa. El cálculo de la Huella de Carbono operacional permitirá inventariar y medir nuestras emisiones directas e indirectas de GEI, una acción neurálgica para crear valor compartido y resiliencia operacional. “Asimismo, ratifica la postura de que el sector privado puede ser agente de cambio con responsabilidad social y ambiental”, finaliza el especialista.