La palabra corrupción enloda la imagen y la reputación no solo de personas sino de empresas. La reputación es un activo importante para una empresa, más aún cuando la opacidad de los actos de corrupción cada vez se visibiliza más. Este contexto debe ser considerado por cualquier empresa, grande, mediana o pequeña.
Verse inmerso en un proceso administrativo o penal tiene un impacto directo en sus referencias de sujeto de crédito, entre otros; pero ¿qué debe hacer una empresa para actuar en compliance -cumplimiento normativo- y asimismo prevenir la corrupción, el lavado de activos, la competencia desleal, financiamiento del terrorismo, el no pago de impuestos o tributos, entre otras obligaciones legales? “Se puede implementar programas o planes, e incluso sistemas con normas internacionales”, mencionó Joel Segura, abogado y socio de Guzmán Napurí y Segura Abogados, las mismas que pueden ser las siguientes:
- Identificar riesgos penales y administrativos en la actividad de la empresa
Todas las empresas están obligadas a cumplir con la ley, sin embargo, es también un hecho que muchos optan por atajos, esencialmente por las ventajas inmediatas (obtener licencias, permisos, un largo etc.) o la ventaja de la impunidad (piensan que pueden quedar impunes en el sistema de justicia). “Hoy en día las cosas han cambiado; por ejemplo, ante un pago de soborno a un funcionario público, antes respondía el gerente o la persona que ordenó o realizó el pago en la empresa, ahora la empresa como tal -independientemente de quienes participen- responderá penalmente, las sanciones van desde una multa hasta la disolución -sanción máxima- afectando definitivamente a otras personas y su condición en el mercado que pudieran haber ganado con esfuerzo, una sanción o proceso penal lo excluiría como sujeto de crédito”, menciona Segura.
- Implementar planes de acción (a corto o largo plazo)
Si la empresa decidió identificar los riesgos, estos se tienen que gestionar dependiendo de su nivel. “La organización evaluará sus procesos e implantará en caso sea necesario mecanismos de control y debidas diligencias”, manifiesta Segura, quien además agrega que los programas o planes de acción son medios bien estructurados. “Evaluar su capacidad económica, complejidad, cultura y compromiso, entre otros aspectos, representarán; por ejemplo, para el ámbito penal, la prueba más importante de que para la empresa existe una política de cumplimiento”, sostiene. En el caso contrario, la empresa tendrá serios problemas en demostrar que actúo acorde a una política, y que le dio recursos y sostenibilidad a los planes, por lo que se trataría de un acción personal y defraudatoria para alguno de sus integrantes.
- Los planes de acción deben ir acompañados de una permanente toma de conciencia de todos en la organización.
Según Segura, esta propuesta tiene una causa: el país ha normalizado muchas conductas indebidas, ya sea para el ámbito administrativo o penal; sino existe una reflexión permanente de las prácticas y el impacto que estas pueden causar en la empresa no tiene sentido. Por tal motivo, la empresa no cumpliría con el plan o programa de compliance. Las organizaciones deben considerar esto algo similar a la generación de un hábito, el mismo que toma tiempo, recursos y hasta fracasos. La cultura ética o de integridad de la empresa es importante ahora. Asimismo, en algunos sistemas penales incluso ha servido de mecanismo de atenuación a las responsabilidades, mientras en otras ha confirmado la sanción más grave de disolverlas.
El único factor que mueve a una empresa en la dirección de la política Compliance es el liderazgo, no cualquier liderazgo sino el liderazgo ético, de integridad. “Es un detonante de los grandes cambios o fortalecimiento de las buenas prácticas para la implementación de los modelos o programas de integridad, o, si ya lo tiene, para su madurez”, manifiesta Segura. En una empresa en la actualidad se habla de factores como el de responsabilidad social, ambiental entre otros, y todo esto implica buscar liderazgo que impulse una cultura organizacional, una afirmación de la misión y visión de las organizaciones.
- Incluir un proceso de monitoreo y evaluación
Se trata de un componente que permite conocer permanentemente de cómo estan yendo las mejoras en la organización. Sin duda alguna, este proceso debe tener muy claro los roles y responsabilidades establecidos en el programa o en el plan, cuyos indicadores, tanto cuantitativos como cualitativos sean medibles. “El fin de estos es mejorar progresivamente. Una organización debe orientarse por buenas prácticas; es decir una cultura de organización no de personas. Por lo tanto, la evaluación es para incorporar mejoras y no sanciones, o simple cumplimiento de metas financieras, reputacionales y/o legales”, finaliza Segura.