Con un estimado de 300 millones de compradores en línea, América Latina se está convirtiendo rápidamente en una de las regiones más prometedoras del mundo para las empresas internacionales de comercio electrónico. Sin embargo, un reciente estudio de Sherlock Communications en seis países clave de la región ha revelado que esas mismas empresas extranjeras podrían estar perdiendo más de 46 mil millones de dólares simplemente por infravalorar el poder de las palabras.
El Informe sobre Malas Traducciones en Latinoamérica analiza en profundidad cómo los errores en la comunicación online pueden tener un impacto directo en las ventas. El equipo de investigación de Sherlock Communications encuestó a más de 3000 participantes en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, proporcionando información clave sobre las preferencias de los consumidores y el impacto de la comunicación en las decisiones de compra en línea.
La encuesta reveló que el 77% de todos los encuestados de América Latina se habían abstenido de comprar a empresas internacionales debido a una mala comunicación en el sitio web, incluyendo traducciones automáticas, imágenes no representativas y otros errores evitables.
En Perú, un país con más de 15 millones de compradores online en 2022 según Statista, el valor promedio de las ventas perdidas ascendió a 122 dólares por persona, lo que muestra una pérdida potencial acumulada de más de 1830 millones de dólares en este mercado.
Las principales razones para no realizar las compras en línea fue que no confió en el sitio debido a las malas traducciones a su idioma (38%), que los precios se mostraban en otra moneda (32%) y que había una mezcla de idiomas en el sitio (22%).
Por ello, el 44% de peruanos encuestados dijo que si encuentra estos problemas en los avisos y páginas web sospecha que podría ser una estafa, mientra que un 39% indicó no confiar en la empresa por malas traducciones, un 23% decidió no comprar el artículo a dicha compañía, además de un 17% que no se sintió valorado como cliente.
Un plus de confianza
El impacto de los errores de comunicación se deja sentir en varios sectores: el 28% de los encuestados en Latinoamérica decide no comprar en sitios de moda, llegando a un 25% de peruanos. Un 15% en juegos y entretenimiento, mismo porcentaje que en sitios de salud y belleza para Perú. Si un sitio es incapaz de deletrear el producto, ¿por qué debería confiar en él para venderlo?
Los consumidores latinoamericanos valoran mucho la confianza, y los errores de comunicación pueden erosionar esta relación. Cerca de la mitad (45%) de los encuestados de Latinoamérica afirmaron que los errores de texto e imágenes les hacían sospechar de una posible estafa, lo que les llevaba a evitar las compras en línea. Además, el 21% afirmó que se alejaría de los sitios internacionales en el futuro si detectaba deficiencias en la comunicación, ya fuera en el sitio o en la correspondencia.
Anuncios y resultados de búsqueda
Cuando se trata de los resultados de los motores de búsqueda, la relación con el consumidor es igual de frágil. La primera impresión es la que cuenta y los errores de comunicación desaniman. Cuatro de cada cinco (79%) latinoamericanos decidieron no hacer clic en un resultado de búsqueda durante una búsqueda en línea de un producto o servicio por un valor promedio de 160 dólares – o en las redes sociales de una empresa internacional- debido a errores de mensajería. En Perú el monto asciende a 131 dólares por persona.
Asimismo, los errores en los resultados de los motores de búsqueda hicieron que el 36% de los consumidores latinoamericanos perdieran la confianza en una empresa internacional. Más que en cualquier otro lugar de la región, el 37% de los encuestados peruanos afirmó que evita hacer clic en los resultados de búsqueda cuando los textos no están correctamente traducidos al español.
La localización triunfa sobre las traducciones en línea
En una región llena de matices lingüísticos, Google Translate no es suficiente. Para llegar a los consumidores latinoamericanos, las empresas internacionales deben apostar por la localización. Para evitar situaciones embarazosas, es esencial contar con traductores nativos que entiendan el argot callejero y otras peculiaridades culturales.
Solo hay que recordar el lanzamiento del Ford Pinto en Brasil para darse cuenta de los riesgos que conlleva utilizar palabras sin el contexto local: mientras que el Pinto era popular en Estados Unidos, pocos brasileños querían conducir un coche cuyo nombre coincidía con la jerga portuguesa para los genitales masculinos.
En Latinoamérica, incluido Perú, pasó con Mitsubishi que intentó introducir en el mercado el modelo Pajero en los países hispanohablantes. Al enterarse de la connotación de la palabra “Pajero” decidieron rebautizar el auto a “Montero“.
Comprender la diversidad lingüística de la región es crucial. La mayoría de las empresas son lo bastante inteligentes como para saber que el español no es la única lengua de Sudamérica, pero son menos las que aprecian que el portugués no es la única alternativa. América Latina alberga casi 250 lenguas y dialectos: invertir en los dialectos y lenguas locales puede diferenciar a una empresa de sus competidores.
Patrick O’Neill, socio director de Sherlock Communications, ha declarado que: “es difícil exagerar la importancia de la lengua en esta región. Las empresas que intentan improvisar recurriendo a un traductor no nativo o, lo que es peor, a la IA, están abocadas al fracaso. Como muestra nuestro último informe, los consumidores de la región no perdonan los errores evitables ni las comunicaciones deficientes. Por eso siempre recomendamos a las empresas internacionales que inviertan en expertos locales que no solo traduzcan, sino que interpreten y comprendan los matices culturales”.
Las conclusiones de Malas Traducciones demuestran que, en un panorama de comercio electrónico en constante crecimiento, las empresas que den prioridad a la comunicación eficaz y a la comprensión cultural tendrán muchas más posibilidades de prosperar en América Latina. Respetando las lenguas locales y celebrando la diversidad de dialectos y culturas regionales, las empresas internacionales pueden forjar conexiones duraderas con los consumidores latinoamericanos.