Faltan solo nueve días para que salga a la venta el libro “Battle of brothers” de Robert Lacey, en el que el autor hace un retrato pormenorizado de la relación entre los príncipes William y Harry, desde su infancia hasta ahora, cuando hay una gran brecha que los separa.
Por lo que se conocía hasta ahora, parecía que el escritor retrataría al duque de Cambridge como el bueno entre ambos, pero ahora se ha conocido que también incluye algunos pasajes que no dejan muy bien parado al hijo mayor de Lady Di.
Uno de los episodios que Lacey describe con gran detalle es el que protagonizó el príncipe William en 1995, tras la emisión de la entrevista que concedió Diana de Gales a Martin Bashir en la BBC. Una intervención que se hizo mundialmente conocida, cuando Lady Di admitió que en su matrimonio eran tres -unas palabras difíciles de olvidar- y cómo se había enamorado de James Hewitt.
Su hijo mayor se sintió profundamente traicionado, como la propia princesa contó después a personas de su confianza: “Se desató el infierno. Estaba furioso… Que había hablado mal de su padre, que había mencionado a Hewitt… Él comenzó a gritar y llorar, y cuando ella trató de abrazarlo, él la apartó de un empujón. Al día siguiente, William se disculpó con su madre por su mal genio y le regaló un ramo de flores. Pero Diana sintió que se había hecho un daño irreparable”.
El propio autor remata su relato con unas palabras que desvelan un aspecto de William desconocido hasta ahora y bastante sorprendente, ya que no se corresponde en absoluto con su imagen pública: “Había estallado en uno de los notorios ataques de ira que, de vez en cuando, marcarían su adolescencia y su vida adulta”.
Pero Lady Di no fue la única víctima de esos ataques de ira. Cuando se casó con el príncipe Carlos en 2005, Camilla también confesó a su círculo cercano que tenía muy mal genio. La duquesa de Cornualles había sido testigo de algunas escenas un tanto desagradables: “Según ella, las disputas habían sido estremecedoras, con William gritando y Carlos sometiéndose dócilmente. En el reino de William, todo tenía que ser perfecto. Si su padre no lograba estar a la altura de la visión de su hijo, soltaba su furia”, dice el autor.
Claro que esos ataques de ira no son los únicos episodios en los que se retrata al príncipe como una persona muy diferente a la imagen que se da de él. El autor le responsabiliza directamente de la mala vida que ha llevado el príncipe Harry en cuanto a consumo de drogas y alcohol, incluso del incidente que protagonizó con el uniforme nazi. No solo porque le ‘introdujo’ en ese ambiente nocturno del que él ya disfrutaba, y mucho, con sus amigos, sino porque William lo abandonó y se tomó un año sabático cuando su hermano menor estaba peor, publica Vanitatis.
Lo curioso es que esta afición, compartida por ambos según el autor, ha sido muy pregonada por los medios británicos con respecto al duque de Sussex, pero no se ha hablado prácticamente nunca del duque de Cambridge, que siempre ha parecido perfecto a ojos del público.
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