La dependencia financiera se perfila como el mayor desafío para las empresas peruanas durante el 2024, según revela un último informe de la calificadora de riesgo comercial CIAL Dun & Bradstreet (CIAL D&B). Este fenómeno se ha intensificado en los últimos años, debido a diversos factores que afectan tanto a grandes corporaciones como a pequeñas y medianas empresas (pymes) en distintos sectores como construcción, inmobiliario, minería metálica, minería no metálica, pesca, petróleo, gas y textil.
El acceso limitado al crédito es uno de los principales factores que contribuye a este incremento. La pandemia de la Covid-19 y la consecuente desaceleración económica global han restringido las facilidades de financiamiento. Los bancos y otras entidades financieras han endurecido sus criterios de préstamo, lo que ha obligado a muchas empresas a recurrir a fuentes de financiamiento más costosas y menos tradicionales.
Asimismo, el aumento de los costos operativos, impulsado por la inflación y la volatilidad en los precios de las materias primas, ha llevado a las empresas a endeudarse más para mantener sus niveles de producción y competitividad. “El endurecimiento de los criterios de préstamo por parte de los bancos ha obligado a muchas empresas a recurrir a fuentes de financiamiento más costosas y menos tradicionales”, explica Sebastian Hasenauer, country manager de CIAL D&B.
Otra razón clave es el retraso en los pagos. Muchas empresas enfrentan significativos retrasos en los pagos de sus clientes, lo que afecta su flujo de caja y aumenta su necesidad de financiamiento externo para mantener sus operaciones. Sectores como la construcción, el retail y comercio, y la tecnología se han visto particularmente afectados por esta creciente dependencia financiera. En construcción, la fluctuación en los precios de materiales y la incertidumbre en proyectos a largo plazo han sido determinantes.
Por otro lado, el retail y comercio han sufrido una disminución en el consumo y mayores costos de importación, mientras que las empresas tecnológicas han tenido que invertir en innovación y desarrollo para mantenerse competitivas, incrementando así su deuda. “Los sectores como la construcción y el retail han sufrido particularmente debido a la fluctuación en los precios de materiales y la disminución en el consumo”, señala Hasenauer.
Crece el índice
El informe de CIAL D&B muestra un incremento en el índice de dependencia financiera de las empresas peruanas, que ha pasado de 1.59 en el 2019 a 2.68 en el 2023. Este índice mide la proporción de deuda financiera en relación con el capital propio de las empresas, indicando un aumento en la dependencia del financiamiento externo para sostener las operaciones y el crecimiento.
“El índice de dependencia financiera ha crecido drásticamente, reflejando una mayor vulnerabilidad frente a la deuda”, comenta Hasenauer. Un nivel saludable de este índice se sitúa en 1, lo que evidenciaría la creciente vulnerabilidad de las empresas peruanas frente a su deuda.
El estudio de CIAL D&B abarca 20,000 empresas grandes y medianas y grandes de ocho sectores clave en el país: construcción, inmobiliario, minería metálica, minería no metálica, pesca, petróleo, gas y textil. Cada uno enfrenta desafíos específicos debido a su dependencia financiera y a la volatilidad económica y climática. A pesar de los altos niveles de deuda, las empresas analizadas en el estudio generaron S/152 billones en ventas durante el 2023, con una utilidad neta de S/32,6 billones. Sin embargo, estas cifras deben ser suficientes para hacer frente a una deuda estimada de S/162 billones.
Para enfrentar este desafío, Hasenauer menciona que las empresas peruanas están adoptando diversas estrategias de mitigación. La optimización de costos mediante la implementación de medidas de eficiencia operativa y la reducción de gastos no esenciales son algunas de las tácticas más comunes. Además, la diversificación de fuentes de financiamiento, como el financiamiento participativo (crowdfunding), el capital de riesgo y las emisiones de bonos corporativos, se ha vuelto importante para avanzar en este frente.
Mejorar la gestión de cobranza para reducir el tiempo de cuentas por cobrar y mejorar el flujo de caja también es una estrategia clave. En paralelo, la innovación en productos y servicios, desarrollando nuevas líneas de negocio y productos que generen ingresos adicionales, puede ayudar a reducir la dependencia de sectores más volátiles.
“La diversificación de fuentes de financiamiento y la mejora en la gestión de cobranza son esenciales para reducir la dependencia financiera”, agrega el country manager de CIAL D&B.
A pesar del panorama desafiante, las perspectivas a futuro muestran un escenario en el que las empresas peruanas podrían estabilizarse y reducir su dependencia financiera, destaca el ejecutivo. La recuperación económica global, junto con políticas gubernamentales de apoyo a las empresas y la mejora en el acceso al crédito, serán factores esenciales para lograr este objetivo.
“Es fundamental que las empresas peruanas enfoquen sus esfuerzos en mantener o reducir su dependencia financiera, optimizando el uso de sus recursos y capitalizando oportunidades de crecimiento sostenible y rentable“, concluye Hasenauer.