En el 2003 el Rancho Neverland, de Michael Jackson, fue registrado por policías del condado de Santa Bárbara en el medio de las acusaciones al cantante por abuso sexual de menores.
Luego de ese incidente, Michael decidió no retornar al rancho, alegando que había sido "violado" por el allanamiento y se relocalizó a Bahrein, como huesped del Sheik Abdullah.
En el 2006, Jackson despidió a los trabajadores del rancho y quedó abandonado de forma definitiva. En 2008 la deuda del lugar llegaba a 24 millones de dólares.
En ese momento el déficit fue pagado por el grupo de inversión Colony Capital, permitiendo que Jackson mantuviera un porcentaje de propiedad.
Luego de su muerte, el sitio (de 1200 hectáreas y que fue comprado en 1988, por un precio de entre 16 a 30 millones de dólares) se disputó entre los herederos de Jackson y Colony.
Pero antes de todo eso, un grupo de intrépidos fotógrafos dedicados a entrar en lugares abandonados y retratarlos, se coló en el inmenso terreno y registró algunas de sus particularidades.
Entrevistados por la revista Vice, y para proteger sus identidades, se les concedió los nombres de las Tortugas Ninjas: Rafael, Leonardo y Donatello.
Entre las cosas que encontraron se cuentan: un sello de un niño subido a una media luna, muy similar al logo del estudio de cine Dreamworks.
Un gigantesco reloj eléctrico que se encontraba parado por la falta de energía.
Multitud de obras de arte, algunas compradas, otras encargadas, ya que Michael era un gran coleccionista.
Estatuas de niños en posiciones extrañas y soñadoras.
Zoológicos abandonados (en realidad nunca llegaron al zoológico, ya que quedaba muy lejos, y solo podemos imaginarnos que había un montón de jaulas oscuras.)
Una foto del ejecutivo discográfico (y esposo de Thalía), Tommy Mottola dibujado como si fuese el demonio.
Además, se encontraron con que el agua todavía circulaba, las habitaciones y estatuas se encontraban limpias de polvo, y con una inmensa habitación para juguetes de 20 por 10 metros, donde habían "modelos de Lego de tamaño natural y juguetes gigantes de Darth Vader".
La cocina contaba con un menú escrito, lleno de comida típica de un niño: jugo de uva, macarrones con queso, sandwichs de mantequilla de maní y mermelada.
Si bien por momentos estuvieron muy nerviosos, la realidad es que la seguridad se concentra en la puerta del lugar y que una vez superada todo era bastante sencillo.
Además, hay que reconocer que con su locura y falta de respeto a las leyes, los fotógrafos nos han brindado unas espectaculares fotos de el último lugar donde habitó el Rey del Pop, un paraíso en decadencia y ruina donde alguna vez esa alma torturada intentó ser feliz.
El rancho hoy en día está en venta, con un precio de 100 millones de dólares, ofrecido por la compañía que lo compró a Jackson.
Quizás estos muchachos sean las últimas personas que observaron y sacaron unos pocos registros al lugar donde habitó el último gran "Rey del Pop".