La población está creciendo a un ritmo preocupante. Y con ella, crecen las enfermedades hereditarias. Por otro lado, los avances en la genómica, células madre y el diagnóstico genético preimplantacional (DGP) podría hacer posible que en las próximas décadas las parejas tengan hijos libres de enfermedades físicas y mentales, incluso mortales .
En el estudio The End of Sex and the Future of Human Reproduction (El fin del sexo y el futuro de la reproducción humana), el profesor de derecho de Henry Greely de la Universidad de Stanford explora las consecuencias científicas, legales y éticas de este futuro cuasi inevitable.
Su teoría es que en los próximos 20 a 40 años, los seres humanos con una buena cobertura de salud, no utilizarán el sexo en un sentido reproductivo, provocando su desaparición o al menos una reducción considerable. A pesar de que la gente va a continuar teniendo relaciones sexuales por placer.
Los expertos en fertilidad crearían gametos femeninos in vitro utilizando células madres inducidas pluripotentes (iPSCs) derivadas de una simple biopsia de la piel masculina.
Los padres tendrán la oportunidad de seleccionar la progenie prospectiva basado en rasgos tales como el riesgo de la enfermedad, el sexo, el color del pelo, potencial atlético y habilidades incluso mentales.
Para Greely, el proceso sería el siguiente:
"Los padres podrán elegir los embriones por categorías. Una categoría serán los embriones con enfermedades severas y no tratables. Una segunda categoría aquellos con otro tipo de enfermedades. Una tercera categoría serán organizados por características cosméticas, incluyendo la forma del cuerpo, el color de los ojos y del pelo, si el pelo se vuelve blanco muy temprano, etcétera."
En lo que refiere a las características de comportamiento, Greely cree que se podría conocer si un niño va a tener un 60% de posibilidad de tener un promedio destacado al graduarse.
De este modo, según Greely, aquellas personas que sigan teniendo sexo para el propósito de reproducirse serán estigmatizadas, ya que no aportaría más que costos al sistema de salud.
La cantidad de pacientes con enfermedades hereditarias disminuirá considerablemente. Así, se podrían dedicar estos ingresos a la medicina reproductiva permitiendo que sea accesible para todo el mundo.
Por otro lado, esta técnica permitiría mayor igualdad, ya que las parejas de mismo sexo podrían crear un hijo genéticamente suyo. También podrán acceder los "uniparents", individuos que podrían suministrar todo el material genético para su descendencia.
Según el profesor, una pareja que quiera un bebé debería acudir a una clínica especialista en fertilidad y donar material genético (como esperma o células de la piel). El ADN de los embriones resultantes serían secuenciados y analizados cuidadosamente antes de tomar la decisión de cuál transferir al útero para su posible desarrollo.
Los padres serían informados sobre todo lo que deseen conocer en cuanto al material genético de los embriones, y luego elegirían uno o dos para que sea implantado, obteniendo así el nacimiento de un bebé.
Lo más interesante es que seria un método capaz de eliminar muchas enfermedades y sería seguro, legal y accesible.
Greely también explora las barreras que se interponen en el camino de este futuro reproductivo, como la seguridad, las consideraciones éticas, la equidad de acceso y la coacción (lo que se refiere a la historia de la eugenesia).
Se anticipa resistencia de la sociedad a la tecnología, con el argumento de que las objeciones religiosas o morales no deben utilizarse para justificar una prohibición total. Por último, se plantea preocupaciones sobre si los padres serán informados lo suficiente como para tomar las decisiones complejas que este proceso requerirá. Como todo lo nuevo y prometedor, esperemos que no sea utilizado para destruirnos a nosotros mismos y a nuestro mundo.
¿Crees que ahora podrán producirse hijos a pedido? Cuéntanos en los comentarios.
Fotos: Giphy.com / Shutterstock.com / Universidad de Stanford