La respuesta inmunitaria de hombres y mujeres frente al coronavirus es distinta. De hecho, los datos indican por cada seis hombres con la enfermedad, solo hay 4 mujeres. Y esta proporción se inclina todavía más hacia los hombres cuando se agrupan los pacientes con una presentación clínica grave.
Pero esta desigual respuesta a enfermedades infecciosas según el sexo no es exclusiva del coronavirus. También se ve en la leishmaniasis, tuberculosis, leptospirosis, meningitis meningocócica o hepatitis A. Además, las mujeres, en general, tienen una respuesta inmunitaria más potente que los hombres tras un proceso de vacunación. Sin obviar que hay múltiples ejemplos de esto mismo en animales, desde pájaros hasta invertebrados.
Las razones de estas diferencias no están claras. En principio, todo apunta a que se deben considerar los múltiples puntos de contacto entre el sistema inmunitario y las hormonas sexuales, así como las diferencias genéticas –y de regulación de genes– entre hombres y mujeres.
En el caso del Covid-19, un estudio muy reciente realizado en la Universidad de Yale examinó las diferentes respuestas inmunitarias entre hombres y mujeres, tratando de descubrir cuáles son sus bases moleculares. Para ello, se reclutó a 98 pacientes con diagnóstico confirmado. Tanto hombres como mujeres tenían una carga viral equivalente, de lo que se deduce que el virus infecta y se reproduce por igual en ambos sexos.
En cuanto al nivel de anticuerpos producidos, era también indistinguible en hombres y mujeres. Los investigadores concluyeron que las diferencias debían encontrarse en los otros dos grandes componentes del sistema inmunitario: la inmunidad innata o inespecífica y la inmunidad específica celular.
Los componentes de la inmunidad inespecífica responden de manera muy rápida, pero lo hacen igual frente a todos los patógenos. La respuesta específica, en cambio, tarda algunos días en ponerse en marcha, y es llevada a cabo por elementos que reconocen de manera exclusiva a ese patógeno, y solamente a ese.
Así se descubrió que los hombres presentaban mayores niveles que las mujeres de ciertos componentes solubles (citocinas y quimiocinas) implicados en la respuesta inflamatoria. Además, en hombres está reducida la activación de los linfocitos T, las principales células de la respuesta inmunitaria específica. Y en hombres, pero no en mujeres, la progresiva disminución de la activación de las células T se correlaciona llamativamente con el empeoramiento de la enfermedad.
A edades avanzadas, la situación empeora para los hombres, porque la disminución en la activación de células citotóxicas es mayor. Por último, a medida que aumentan los índices de masa corporal -indicador de obesidad-, la enfermedad adquiere un peor pronóstico en hombres, pero no en mujeres. En resumen, ser hombre, y de progresiva edad avanzada y obesidad implica peor pronóstico al contagiarse de Covid-19.
Por el contrario, en el caso de las mujeres la gravedad está correlacionada con el aumento de citocinas proinflamatorias que regulan la respuesta inespecífica, en concreto las llamadas TNFSF10 y IL15.
El análisis global de estos complejos datos revela que la progresión de la enfermedad en hombres es consecuencia de una progresiva disminución de la respuesta inmunitaria celular específica. Por el contrario, en el caso de las mujeres la gravedad del coronavirus está asociada a alteraciones del otro brazo inmunitario, la inmunidad inespecífica.
Además, todo apunta a que el mal pronóstico en mujeres no se relaciona con una respuesta disminuida como ocurre en los hombres. Muy al contrario, está vinculada a una excesiva producción de citocinas proinflamatorias de la inmunidad innata, publica ABC.
Es decir, para que el sistema inmunitario sea capaz de eliminar eficazmente al virus se necesita una respuesta potente pero estrictamente coordinada entre todos los componentes de defensa. Y esta coordinación se rompe de manera distinta en hombres y mujeres.
Estos resultados podrían ayudar a mejorar el tratamiento de los pacientes con coronavirus. Los hombres necesitarían una potenciación de sus respuestas celulares específicas, mientras que a las mujeres les beneficiaría todo lo contrario, esto es, el bloqueo de citocinas innatas proinflamatorias.
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