El libro de memorias de Will Smith sigue dando material. En él, el actor de “Yo, Robot” cuenta algo que le ocurrió en septiembre de 2011. En aquel mes su esposa, Jada Pinkett Smith, cumplía 40 años, y él le preparó una increíble fiesta de cumpleaños. Como la mayoría de los hombres, esperaba que todo ese esfuerzo se viese recompensado en una noche salvaje de gozo de la vida, pero cuál fue su sorpresa cuando su mujer lo rechazó de la forma más dolorosa posible.
Tres días de celebración en un retiro, que incluyó jugar al golf, largos paseos, una cena carísima rodeados de amistades y un arco formado por fotografías de los grandes momentos de la actriz de la saga “Matrix”, le hicieron creer a Will que era “el marido perfecto”. Sin embargo, para Jada aquello no fue más que “la demostración de ego más asquerosa que he visto en mi vida”. Y así se lo hizo saber la primera noche.
El actor revela que tras esas palabras, Jada no volvió a abrir la boca en todo el viaje, vuelo de vuelta incluido, e incluso los días siguientes, algo que le dolió tanto a Will, que había puesto todo su esfuerzo, que le espetó a su pareja: “Lo dejo. Dejo de intentar de hacerte feliz… Es que renuncio. Tú vas y haces tu vida, y yo por mi lado y hago la mía”. Y así lo hicieron.
Se sabe que esto desembocaría más tarde en la relación extramatrimonial que tendría Jada con un amigo de su hijo Jaden, pero Will Smith, sin embargo, afirma que intentó buscar otro tipo de respuestas. Para empezar, utilizando fármacos y, más tarde, drogas de origen natural, consigna 20minutos.
De hecho, explica que probó la ayahuasca y un té psicotrópico en 14 ocasiones. En ocho de estas, explica, tuvo una experiencia extracorporal con una entidad, a la que describe como “una mujer invisible” detrás de él y a la que llamaba “madre”. Además, claro, llegaron las epifanías: “Me dije: ‘Si soy así de hermoso por dentro y por fuera, no necesito que mis películas alcancen el número uno para sentirme bien conmigo mismo. Si soy así de hermoso por dentro y por fuera, no necesito récords para sentir que soy digno de ser amado. Y si soy así de hermoso por dentro y por fuera, no necesito la validación ni de Jada ni de nadie'”.
En su búsqueda de la felicidad, el intérprete de 53 años admite que llegó a consultar a la experta en sexualidad tántrica Michaela Boehm. La primera pregunta que le hizo esta fue que le dijera qué le haría feliz y Will lo cuenta en el libro: “Tendría un harén”.
El protagonista de “Soy leyenda” fue diciendo los nombres de algunas de las mujeres con las que tendría relaciones: la actriz Halle Berry, la bailarina Misty Copeland… La respuesta que le dio Boehm fue, básicamente, la que le daría cualquiera, sea o no experta en sexo tántrico: “Mira, tú eres el puto Will Smith. Una de las personas más ricas y queridas en todo el mundo. Si no puedes tener tú la vida que deseas, el resto de nosotros estamos jodidos”.
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